miércoles, 22 de diciembre de 2010

Vicario

En los extremos del imperio donde vagan las sombras y mueren perros desconocidos flotan las voces de los dioses, esos que alguna vez fueron humanos…

“Es hasta pedante el lenguaje, y hoy estoy en la lengua de los hombres… jamás me eh sentido uno. Los hombres mueren sobre la mierda, o en lo alto de un trono; pero mueren. Mueren mientras están vivos, y regatean la miseria de su presente por la mediocridad de su imaginación; pueden ser hasta naturistas por el solo hecho de amar la naturaleza que los esta aniquilando en su propia frustración… patético es un termino tan intelectual como aburrido, pero no se encuentra en ninguna de estas palabras.
No se dejan en paz ni hasta en el sufrimiento…
Los dioses somos peores aún, ejercemos un reino una dominación que no nos otorga nada, absolutamente nada. Tener un ciervo puede aburrirte hasta el infinito o regalarte el hambre mas puro de la existencia.
Creo igual que somos tan idiotas como polvo que es violado por el viento. Hasta mi mundo es un mundo con peso, con leyes… mis palabras son lo que para un humano es la gravedad. La ley está encendida millones de años antes del primer culpable.
Y hasta un dios es culpable de si mismo, y victima de todo lo que no es."

El moho entre los ladrillos de los grandes muros se deshace… hasta que otra lluvia manifieste su presencia.