La punta de un trueno descuartiza el cielo y un abismo se presenta sin quitarnos la luz del sol. Una anciana come una magdalena junto a un te, suavemente mientras el sol deja platinado su pelo de seda y canoso, sobre ese fino mantel naranja. Un corcel abortado inyectado en esteroides se prende fuego mientras lo cabalga un jinete negro metalizado con olor a muerte.
Una manzana cae sin velocidad de la copa de un árbol frondoso y verde, sobre las pelotas de un enamorado pelirrojo que espera a la puta de su novia.
Y despega el cohete que se lleva a los más valiosos humanos, con el fin de crear otra humanidad. En otro planeta. Lejos de este fin del mundo.
Los pastos siempre olerán a miedo y tus labios siempre serán frambuesa.
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